Cuando mi querido Oscar y yo nos vimos solos después de esperar a cerca de treinta extranjeros en la escuela de idiomas ICEE no lo dudamos ni un momento; nos emborracharíamos aunque fuera sin ellos. Las cervezas y el solomillo a la Castellana volaban de la mesa, tanto que el camarero nos invitó a la octava ronda. Y después de una velada tan agradable y divertida me invité (para gusto de mi anfitrión) en casa Sergio y Jesús, que tenían a un simpático compañero piso italiano para presentarme. El alcohol continuó con ellos.
Es solo el comienzo del nuevo año. La única parte negativa es que voy a tener que acostumbrarme a dormir en el sofá.
Claro que la positiva es mucho más que eso :)
Vaya pos que bien empiezas tú, no? ay arvi, que la aparición de mis padres en el blog han aumentado considerablemente las visitas... muy duro...
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