viernes, 19 de febrero de 2010

The end

Y por fin, cual Mary Poppins, yo también sobrevolé Londres con un mar esponjoso de nubes a mis pies, mientras en el horizonte se perdían el Támesis y el sol. Las luces de la ciudad, que de vez en cuando se asomaban entre claros, iban encendiéndose tímidamente para dar paso a una noche más; noche que yo ya no pasaría más allí, sino en España. Y es que a mí también había unos muchachitos que me estaban esperando lejos.

That is it. Arviman is back.

jueves, 18 de febrero de 2010

London, see you soon

Cuanto más se acerca la hora de volver a España, más agitada se va volviendo la vida aquí en Londres, y la última semana ha sido de no parar.

El finde empezó con Gonzalo, el primo de Hippie, y sus amigos. Estos españoles son expertos en correrse fiestas y desde luego no conocen fronteras. Mientras el jueves sólo fue una toma de contacto, ya que el Ministry of Sound estaba cerrado, el viernes nos corrimos la juerga por Piccadilly, en el TigerTiger. Para el recuerdo queda una simpática francesita de Toulousse, Steph, con la que hice buenas migas. El sabado, Matt nos ofrecía entrar en lista para Cafe de Paris, una importante discoteca del centro, y ya que nadie estaba libre para aprovechar esta oportunidad conmigo (ni siquiera mi nuevo amigo de Abercrombie), no dude en tomarla por mi cuenta. Allí me planté, y desde el primer momento la bebida corrió por cuenta de la casa. Al final acabé haciendo amigos.
Por cierto, que a pocos (muy pocos) metros de allí, Ashton Kutcher, Jessica Alba y otros celebraban la premiere de Valentine's Day, por donde me pasé unas horas antes.

Pero no todo han sido fiestas. Una de las cosas fascinantes de Londres son sus museos (gratis), y yo no he podido disfrutar más como en la National Gallery, con cuadros de Rembrandt, Rafael, Miguel Angel, Monet, Cezanne o Degas; o el British Museum, donde me quede literalmente con la boca abierta. Allí hay un tesoro de valor incalculable en cada sala! Los sarcófagos, momias y estatuas egipcias, esculturas griegas, el frontón del mismísimo Partenón, tal y como las estudié hace unos años... In-creible.

Por último Rob y Chiqui me han acogido en su casa una vez más en estos días antes de mi partida. Se estan portando fabulosamente, y la comodidad, las comidas estupendas y los momentos de charlas y vino reinan por la casa. Tambien cabe mencionar los Brit Music Awards, que se celebraban el martes aquí justo al lado y donde acudieron celebrities como Lady Gaga, Robbie Williams, Tom Fords, Lilly Allen... Nosotros lo vimos en directo alternando entre éstos y la serie de Chiqui de los martes.

Y así va finalizando mi viaje por Londres. En unas horas cogeré en el aeropuerto de Heathrow mi avión hacia a España, donde me espera una fiesta con los míos.

Hasta ya mismo. Arviman's going back

miércoles, 10 de febrero de 2010

Wicked, mi primer musical

En todas las ciudades, hay cosas que son imprescindibles que hacer: en NYC debes pasear por la 5ª y comer un perrito caliente, en París, visitar algún café y comer un buen crep. En Londres, tienes que ver un musical.

Ayer, tras meditar las diferentes opciones que esta ciudad me ofrecía, opté por descubrir en primer lugar cuántas posibilidades había de que yo me pudiera permitir ver un musical. Mi inclinación? Wicked, la misma que ponían cuando estuve en Los Angeles. Chiqui y Robert me la recomendaron, y no quise negarla una segunda vez. Así que me bajé en Victoria y fui a preguntar a las taquillas. Me convenció, así que compré mi entrada.
Más tarde fui hasta la National Portrait Gallery, y disfruté con el retrato de la reina por Andy Wharhol o ese príncipe Carlos con sus hijos por el fantástico Mario Testino. La lástima fue todos los que tienen pero no pude ver por no estar expuestos ahora. Al salir, volví a casa a cenar y ducharme. No podía retrasarme: esa noche iba a mi primer musical!


Y allí, sentado en unos asientos de primera, me contaron (y sobre todo, cantaron) una forma diferente de ver la historia de El maravilloso mago de Oz, que no era tan maravilloso, y principalmente de la bruja mala del Oeste, que no era tan mala. Nunca nos preguntamos qué razones tienen los villanos de los cuentos para ser tan villanos, y es que a veces no todo es lo que parece. Maravillosas coreografías, preciosos escenarios y unas voces... unas voces que ponen la piel de gallina.

Cuando salí del teatro con cientos de personas más, la nieve y la noche empezaban a caer sobre Londres y no podía dejar de cantar mentalmente el repertorio. Me había encantado.

domingo, 7 de febrero de 2010

Londres; o de cómo mi viaje cambió de aires

Termina una semana que ha sido clave en mi estancia en Londres. A pesar de las ganas y el esfuerzo que había puesto en toda esta aventura, había que ir afrontando la posibilidad de tener que volver a España. Tenía que tomar una decisión.

Admito que tras ser rechazado incluso en McDonalds, creció en mí un rencor claramente apreciable. Como ya dije en Facebook,
me habría gustado llevar tacones para poder clavárselos con cada paso a esta maldita ciudad. Aquello fue antes de hablar con Chiqui. Pero hablar con alguien puede ayudar bastante, y ella me calmó y me hizo comprender que Londres no tiene la culpa de nada; es sólo un mal momento.
Así que estaba decidido. Me rendía; lo había intentado, pero mis planes no habían salido bien. Lo mejor sería disfrutar el tiempo que aún me quedaba. Por eso cuando el viernes me bajé en Waterloo para ver las vistas desde la otra orilla del Támesis al atardecer, Londres y yo hicimos las paces.


Justo cuando llegué y me planté delante de aquella maravillosa vista, el Big Ben dio solemne sus campanadas mientras, muy lentamente, empezaba a iluminarse. Eran las cinco de la tarde, la hora del té, y allí mientras veía cómo iba cayendo la noche, cayeron también mis malos pensamientos.

La noche siguió de la mano de Matt. Este amigo londinense que Sergio me presentó en Sevilla hace ya tres años había vuelto por fin de su viaje por el mundo. Mi amigo me llevó, junto con la simpática Nataly, por algunas discos del Soho. Era mi primera cerveza en este viaje, la primera vez que salía con chicos de mi edad; era la primera vez que salía de fiesta. Y cuando a las tres y media de la mañana llegué a mi casa de Wood Green me sentí satisfecho de haberlo pasado tan bien. Aquello solo era el comienzo. Al día siguiente Chiqui me esperaba en su casa para pasar juntos el fin de semana, y solo tenéis que pulsar aquí para ver lo maravilloso que ha llegado a ser.


La función no ha terminado

Esta semana ha sido clave en mi viaje y en cómo tomarme las cosas. Al principio creí que Londres no me quería aquí. No podíamos seguir engañándonos (no por falta de ganas, sino de dinero); lo había probado, lo había intentado, pero Londres no me quería.
La respuesta inmediata en mi cabeza y desde algunos en España fue la misma: había sido una experiencia más, y si no había salido bien, pues a otra cosa. De todo se aprende. Eso está bien.

Pero ha sido al entregarme a Londres y su gente cuando he visto que no todo es blanco o negro. Vale, podíamos seguir siendo realistas: si no hay dinero, no hay dinero. Pero no tenía que tomarlo como una derrota. Londres va a estar aquí siempre (y no me refiero a dentro de unos años). Londres va a estar aquí este mismo septiembre. Y no tendré dinero ahora, pero tengo ganas y fuerzas para conseguirlo en unos meses.
Take it as a search travel, me dijo Robert. Quizá no hubiera tenido suerte viniendo a Londres con mil euros y esperando que todo fuera a salir bien. Pero como toma de contacto este viaje está siendo redondo. Me gustó el comentario de Adela en la publicación anterior:

oyeeeeeeeeeeee pues qué bien!!!! llevas 3 semanas allí y has aprendido a convivir con una rata vietnamita, has babeado en las aceras de gran parte de londres, y te han rechazado en el mc donald, muchas experiencias imprescindibles en muy poco tiempo, a mi me valdría!! que te quiten lo bailao!!!!!!!!

Fuera de bromas, he aprendido a patearme una ciudad tan ENORME (dios, porque Londres es enorme) como ésta de hotel en hotel / tienda en tienda / comida rápida en supermercado buscando trabajo. Cambiar mi currículum en ingles cien veces también debe haber ayudado. Os puedo nombrar todas y cada una de las líneas del metro y sus colores. He negociado el alquiler de una habitación por un mes, en vez de tres. Me he visto de copas con tres maravillosos londinenses, sin problemas con el idioma para sentirme uno más. He llevado para adelante el papeleo de desempleo como inmigrante en un país extranjero, incluyendo horas al teléfono (a pesar de muchos excuse me). Sin duda he aprendido mucho en estas cuatro semanas. No voy a esperar a saber qué conexión tendrá todo esto en el futuro. Si la suerte no me da la espalda, volveré en septiembre.

Y en cuanto a vosotros, espero que tengáis ganas de verme: Arviman está de vuelta el 18 de febrero.

Sunday Roast

Cuando vives en el Reino Unido el domingo es el día especial en que la familia se reúne en torno a la mesa para disfrutar del delicioso Sunday Roast; y yo he tenido ese privilegio.

Mi ya queridísima Chiqui (repito: sobrina de mi tío por parte de madre y como una prima hermana para mí desde estos días) en un intento más de que yo no me viniera abajo, me invitó a pasar con ella y su novio Robert el fin de semana. Así que el sábado yo caminaba hacia Olympia con mi pijama y neceser en una bolsa de LIDL. Mara (que así es como se llama realmente) y yo pasamos la tarde entre compras en el mercado y la cocina, mientras ella preparaba un gran pastel de chocolate para el día siguiente. Las horas pasaron mientras hablábamos de cientos de cosas acompañando la charla con un fabuloso gin tonic.
Los hermanos Hunt (su novio Robert y PJ) llegaron a la hora de la cena. Venían de celebrar la victoria de Inglaterra contra Italia en rugby. La comida fue simplemente deliciosa; allí, con luz tenue y música de fondo, los cuatro nos sentamos a la mesa para dejar que el inglés por fin fluyera y diera paso a una charla bastante entretenida, que me ayudó a tener las ideas algo más claras (y que podéis leer aquí).
Más tarde, y con los efectos del vino como quinto acompañante, nos abrigamos para echarnos a las calles de Londres, donde bebimos cócteles mientras jugábamos a 21. Fuimos los últimos en salir del sitio. Y por último, al llegar a casa, nada mejor que tu pijama, una taza de té caliente, y una de esas charlas que se tienen esas noches que has bebido estando sentado y en buena compañía. Hasta las tantas.
A la mañana siguiente, la resaca no es problema: no hay mejor remedio que un buen desayuno inglés. Salchichas, huevos revueltos, zumo, tostadas... Desde luego Chiqui se estaba ganando a pulso el afecto de mis padres.Y tras pasar la mañana de perruna total, iba llegando la hora de pensar en almorzar. En esta ocasión nos acompañaba Luke, amigo de Robert desde hace años. La ternera asada tenía una pinta tan tan tan buena como de verdad sabía. Las patatas y los Yorkshire puddings más verduras acompañaban este tremendo plano. Suerte que aún no estaba lleno, porque quedaban los postres: tortitas con sirope y helado de primero, tarta de chocolate de segundo. Amazing.



Y así, gracias a tan geniales anfitriones y después de este finde tan bien repuesto, vuelvo a tener energías para recorrerme de nuevo Londres, esta vez en busca de más diversión.

Empieza una nueva semana!

jueves, 4 de febrero de 2010

Si la cosa no funciona...

No hay una manera bonita de decir esto, así que seré claro: me quedan 130 libras, mi móvil no suena desde hace días y los únicos emails que recibo por respuesta de ofertas de trabajo son del tipo no, pero gracias. Me han rechazado hasta en McDonalds. Supongo que no cumplí su test psicológico…

Así que no queda más remedio que plantearse la vuelta. Eso sí, esta ciudad va a acordarse de mí aunque me cueste las 130 libras que me quedan. Aún tengo dos semanas de alquiler y las pienso aprovechar.

Que se prepare Londres.