Hoy me he apuntado la calle y la he metido en mi ruta. Intenté asegurarme con el Street View de Google, pero por allí no parecía que estuviera la tienda; no había nada que destacar. Total, que cuando estaba por fin allí en persona, he dejado Piccadilly atrás, y llegando al mismo punto de ayer (donde ahora sí sabía que tenía que torcer) no cupo duda: olía a Abercrombie & Fitch.
Conforme me acercaba veía a lo lejos los toldos de Ralph Lauren o Cartier, aunque ni rastro de la que yo buscaba. Vi una cola muy larga, y recordé que creía haber visto un museo por allí. Y entonces, la encontré. A cien metros del sitio donde me quedé ayer (así es el olor!), en un edificio victoriano y con el simple nombre, que no llega a dos palmos de grande, escrito en una puerta de cristal. Allí empezaba precisamente la cola. Al parecer aún no habían abierto.
Seguí caminando hasta Old Bond Street, donde el elegante reloj de Tiffany & Co. va dando las horas, la bandera de Channel ondea al viento y las letras de Gucci brillan al sol. Allí me di un paseo antes de volver atrás. Entonces pregunté a las últimas chicas de la cola (que ya le daba la vuelta a la esquina) a qué hora abrían. Diez minutos. Allí me planté, mientras la gente se iba poniendo tras de mi. La música de dentro del edificio podía oírse desde allí. En tres minutos, la cola había crecido unos 12 metros, y cuando comenzamos a andar, no alcanzaba a ver el final.
Entré. Aquello era igual que en América. Dos chicos que parecen sacados de cualquier revista de moda te reciben en la puerta con su amplia sonrisa. Aquí sí llevan camiseta; claro, con este tiempo... Ah no, espera, que el que no lleva camiseta está dentro! Las chicas hacen nuevamente cola para hacerse una polaroid con él. Éste es guapo a rabiar. La música es genial y la luz tenue, que sale de las estanterías de madera con las prendas de ropa apiladas por colores, lo que le da también el efecto discoteca. El personal es increible; todos vestidos iguales, unos bailan en la planta superior, otros dos charlan frente a la escalera, esperando a que llegues para preguntarte qué tal...
Lástima que de momento no me pueda permitir nada de esta firma. Con las ganas que yo tengo de tener una simple bolsa! Así que después de dar vueltas y vueltas por la tienda mirándolo todo, me he ido con lo único que llega a mi bolsillo; una tarjeta de muestra del perfume.
En serio??? parece increible que haya tiendas así, si finalmente te hacemos una visita tienes que llevarmeeee!!! ^_^
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