Termina una semana que ha sido clave en mi estancia en Londres. A pesar de las ganas y el esfuerzo que había puesto en toda esta aventura, había que ir afrontando la posibilidad de tener que volver a España. Tenía que tomar una decisión.
Admito que tras ser rechazado incluso en McDonalds, creció en mí un rencor claramente apreciable. Como ya dije en Facebook, me habría gustado llevar tacones para poder clavárselos con cada paso a esta maldita ciudad. Aquello fue antes de hablar con Chiqui. Pero hablar con alguien puede ayudar bastante, y ella me calmó y me hizo comprender que Londres no tiene la culpa de nada; es sólo un mal momento.
Así que estaba decidido. Me rendía; lo había intentado, pero mis planes no habían salido bien. Lo mejor sería disfrutar el tiempo que aún me quedaba. Por eso cuando el viernes me bajé en Waterloo para ver las vistas desde la otra orilla del Támesis al atardecer, Londres y yo hicimos las paces.
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Justo cuando llegué y me planté delante de aquella maravillosa vista, el Big Ben dio solemne sus campanadas mientras, muy lentamente, empezaba a iluminarse. Eran las cinco de la tarde, la hora del té, y allí mientras veía cómo iba cayendo la noche, cayeron también mis malos pensamientos.
La noche siguió de la mano de Matt. Este amigo londinense que Sergio me presentó en Sevilla hace ya tres años había vuelto por fin de su viaje por el mundo. Mi amigo me llevó, junto con la simpática Nataly, por algunas discos del Soho. Era mi primera cerveza en este viaje, la primera vez que salía con chicos de mi edad; era la primera vez que salía de fiesta. Y cuando a las tres y media de la mañana llegué a mi casa de Wood Green me sentí satisfecho de haberlo pasado tan bien. Aquello solo era el comienzo. Al día siguiente Chiqui me esperaba en su casa para pasar juntos el fin de semana, y solo tenéis que pulsar aquí para ver lo maravilloso que ha llegado a ser.
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Plas, plas, plas, plas, plas, ....
ResponderEliminarLas fotos dejan sin palabras. Son maravillosas. Ante eso solo queda aplaudir.
Enhorabuena. Un abrazo.